‘El insoportable peso de un talento descomunal’ – Sólo trabajo aquí

‘El insoportable peso de un talento descomunal’ – Sólo trabajo aquí

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Si ‘El gran Lebowski’ es una de las mejores comedias de los últimos 35 años es, en parte, porque todos sus elementos y personajes están tratados con el mismo respeto y el humor surge de una historia que funcionaría igual sin chistes. No sería lo mismo, pero funcionaría. Por desgracia las comedias como la de los hermanos Coen no son la norma, siendo un género que por lo general vive de la explotación recurrente de un concepto o de un personaje.

O como en el caso de ‘El insoportable peso de un talento descomunal’, de ambos.

Es evidente que se trata de un tributo a un Nicolas Cage al que adoro, vaya por delante. Pero por desgracia ahí acaba casi todo, siendo incapaz de aportar algún argumento por el que valerse por sí misma. Si Cage hubiera dicho que no, el guión habría acabado en la basura. Si ‘El gran Lebowski’ podría sobrevivir a la ausencia del Nota, ‘El insoportable peso de un talento descomunal’ depende casi por completo y casi en exclusiva del juego meta con Nicolas Cage.

Ese «casi» lo aporta Pedro Pascal, el único elemento -aparte de- con un mínimo de entidad propia, más por sí mismo que por una película, lo dicho, que no sabe o no quiere sacar partido a nada ni a nadie más. Un producto cegado por el amor hacia una estrella, agradecida y en modo Adam Sandler, en torno a la que se acomoda sin mayor ambición que su aprobación. Como si en ‘La roca’ y ‘Cara a cara’ no hubieran estado Sean Connery y John Travolta a su lado.

‘El insoportable peso de un talento descomunal’ funciona durante su primera mitad gracias a la simpatía inherente a la complicidad paródica de Nicolas Cage con su propia imagen. Con torpeza y apagada tosquedad, pero puede valer. Es… a lo que veníamos. Más o menos. Sin embargo a medida que avanza hacia ninguna parte dicha apariencia se derrumba, llegando agotada a un tercer acto terrible que revela su verdadera cara: La de un chiste hueco y vacío.

La de un chiste pasajero que si tiene algo de gracia es por Nicolas Cage, no porque la película ponga de su parte para que lo tenga. Tom Gormican se ve claramente superado como guionista y director de una apática y autocomplaciente película que al igual que por ejemplo ‘Willy’s Wonderland’, desprecia al espectador al despreciar todo lo que rodea a un Nicolas Cage que tampoco es que oponga resistencia o se esfuerce más que la película.

Claro que a él le basta con estar, mientras que a la película no.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

Published at Thu, 16 Jun 2022 16:00:00 -0500